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Las dos potencias más grandes de la historia del rugby chocarán por primera vez en Twickenham, mañana a las 12; el duelo dialéctico y los antecedentes significativos de 1981, 1995 y 2004
All Blacks y Springboks definirán el primer finalista del Mundial.



LONDRES.- Nueva Zelanda vs. Sudáfrica no es el duelo más antiguo. Tampoco el de historial más nutrido. Pero qué duda cabe, es el más espectacular que ha ofrecido el rugby a través de su historia. La rivalidad es inconmensurable y las consecuencias, cualquiera sea su instancia, son significativas. El sábado jugarán su 91° partido entre sí, y en juego estará nada menos que el pase a la final de Inglaterra 2015. "Cuando Sudáfrica juega con Nueva Zelanda, considéralo una guerra", dijo alguna vez Boy Louw, leyenda sudafricana de los '40.
El enfrentamiento ya empezó en el terreno dialéctico mucho antes de que el árbitro Jérôme Garcès dé comienzo al partido (mañana a las 12 de la Argentina, con TV por ESPN). Heyneke Meyer les tiró flores a los All Blacks, pero Steve Hansen lo tomó como granadas a punto de explotar. "Son el mejor equipo de todos los tiempos", alabó el entrenador de los Springboks. "Es una estrategia", advirtió su par neocelandés. "Puertas adentro el mensaje que envía es de cortarnos las cabezas".
 
Meyer y Hasen volverán a estar frente a frente. 
Cualesquiera sean las intenciones de Meyer, es claro que sabe a qué desafío se enfrenta. "Sabemos por ello que vamos a necesitar de nuestro mejor partido para vencerlos. Pero confiamos en que eso pueda pasar", continuó. "Los partidos entre nosotros no se definen sino hasta el final, con menos de una anotación de diferencia. Vamos a tener que aprovechar cada una de nuestras oportunidades y defender como si nuestra vida estuviera en juego".
Meyer y Hansen se conocen demasiado, y el entrenador All Black no cayó en el engatusamiento de su amigo y rival. "Heyneke es un diablo astuto y está tratando de matarnos con su amabilidad", advirtió. "Está tratando de hacernos creer que ganaríamos de solo pisar la cancha. Seríamos muy tontos si cayéramos en esa trampa. Tenemos que salir a jugar nuestro mejor rugby para ganar."
El debate sobre si los All Blacks de hoy son superiores a cualquier equipo que haya existido es un ejercicio fútil. Es imposible comparar épocas. Pero sí es irrefutable que el único equipo que en alguna época le disputó la supremacía global a los de negro fueron los Springboks. Entre mediados del '30 y principios de los '80, Sudáfrica era el más poderoso y ganó 16 de las 27 veces en que se enfrentaron.
Pero todo empezó a cambiar en 1981, año en que se produjo la gira más conflictiva en la historia del rugby. Inmerso en su política del Apartheid, Sudáfrica se negaba a viajar si Nueva Zelanda presentaba jugadores de raza maorí. Esto produjo la renuncia nada menos que del capitán All Black Graham Mourie, pero no muchos más se plegaron. La gira se desarrolló en medio de protestas callejeras y otras que sobrepasaron los límites del campo de juego. El 25 de julio, el partido ante Waikato debió suspenderse por una invasión de 350 manifestantes que se metieron en la cancha. Y en el último Test en Auckland, el piloto Marx Jones realizó 62 pasadas sobre Eden Park con su Cessena 172 como protesta.
Luego de esta gira, Sudáfrica sería marginada del rugby internacional, veda que se prolongó hasta 1992. Pero además, marcaría el declive de la predominancia sudafricana, ya que los All Blacks ganaron la serie 2-1 y asumirían el control casi absoluto del rugby mundial, rubricado con la conquista del primer Mundial en 1987.
Esa supremacía, no obstante cesaba cada cuatro años, ya que Nueva Zelanda comenzó a fallar reiteradamente en los Mundiales y no sería hasta 2011 que obtendrían su segundo título. Uno de esos gafes se produjo en 1995. Pese a que llegaron a la final como amplios favoritos de la mano del invencible Jonah Lomu, allí se encontraron con los locales, que en su primera participación mundialista sorprendieron al mundo venciendo a los All Balcks en una apasionante final que se definió en tiempo suplementario gracias a un drop de Joel Stransky. Si embargo, la acción más destacada del partido fue el tackle que le metió el medio-scrum Joos van der Westhuizen a Lomu, parándolo en seco. Francois Pienaar terminaría recibiendo la Copa Webb Ellis de manos de Nelson Mandela la postal de mayor connotación política en la historia de este deporte.

Meyer no está tan errado cuando dice que los actuales All Blacks son los mejores de todos los tiempos. Su récord de 2011 hasta hoy habla por sí solo: tres derrotas en 60 partidos. El punto de partida de esta epopeya tiene día y hora: de 2004. Ese día, los Springboks aplastaron 40-26 a Nueva Zelanda en el Ellis Park y Graham Henry, que había asumido recientemente, impuso un "cambio cultural". Nada de alcohol, nada de mujeres en el hotel, y delegó el liderazgo en un grupo de jugadores antes de sólo el capitán. Así, dio inicio a una mística ganadora.
Aunque fue sorprendido por el local en cuartos de final de Francia 2007, Henry siguió en el cargo y se tomó revancha en casa, en el Mundial 2011. Desde entonces parecen invencibles, una creencia que Sudáfrica intentará echar por tierra cuando se enfrenten por primera vez en el mítico estadio de Twickenham.

FUENTE: www.canchallena.lanacion.com.ar

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